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APTN_Cofenat Wed, 24 Jun 2015 11:52:00 +0200

LA RELACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL CON LAS EMOCIONES

LA RELACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL CON LAS EMOCIONES
24 de junio de 2015
Literal y simbólicamente ella es nuestro sostén en la vida: pilar de la estructura ósea y muscular pero también acumuladora por excelencia de las tensiones cotidianas. ¿Qué pasa cuando las emociones la sacan de eje? Responden los especialistas.



La interconexión en la columna vertebral, integrada por las vértebras cervicales, dorsales y lumbares, y el sistema nervioso es tal que basta recordar que se encarga de alojar y proteger la médula espinal. Es decir, que cualquier desequilibrio del cuerpo afectará a la columna y cualquier problema persistente en la columna afectará la salud psico-física.

De hecho, se cree que el 90% de los padecimientos tienen alguna conexión con la columna vertebral, ya sea que pequeños desplazamientos de las vértebras opriman los nervios que alimentan a nuestros órganos y a distintas partes del cuerpo, dañándolos indirectamente, o que un problema en el cuerpo ocasione una tensión que termine por dañar al sistema nervioso y, en consecuencia, a la columna vertebral.

Hoy día se reconoce que además de los daños estructurales debidos a un traumatismo (caída, accidente o hábito inadecuado) o a un desequilibrio en los órganos internos (hígado, vesícula biliar, corazón, bazo o riñones), las emociones son otra de las causas principales del dolor de espalda. Nuestra columna absorbe y manifiesta a través de su postura sentimientos como la rabia, la tristeza o la preocupación. Cuando estas emociones se acumulan y persisten en el tiempo provocan dolencias crónicas y malestar general.

EMOCIONES FUERA DE EJE

La postura es la posición que nuestro cuerpo adopta habitualmente cuando estamos sentados, de pie o corriendo. Diversos factores inciden en ella: el cansancio, el tono muscular, la herencia, posiciones incorrectas, las emociones; la tristeza y el miedo por ejemplo, nos encorvan. Nuestra postura es un modo de comunicación no verbal. Una baja autoestima o timidez se relaciona con llevar la cabeza baja. La desilusión y el abatimiento, con llevar los hombros adelante.



Las alteraciones de los músculos también se asocian a determinados pensamientos o emociones. Cuando se afecta la musculatura cervical, por ejemplo, es probable que haya un problema en la esfera intelectual o temperamental. Generalmente afecta a personas que pasan muchas horas leyendo o escribiendo, que soportan mucha tensión, son exigentes y difíciles de contentar. El dolor en la zona de los hombros y la parte superior de la columna se asocia, sobre todo, con una sobrecarga, un exceso de responsabilidad, imposibilidad de llevar a cabo las obligaciones.

El Dr. Fiz Fernández, médico antropólogo, destacado investigador de la columna vertebral y sus derivaciones,  asegura: “no cabe duda de que la espalda habla un lenguaje que hay que saber interpretar. La persona de luto aparece encorvada, el cobarde, el hipócrita y el adulador tienen la espalda arqueada, en tanto que el hombre altivo y franco se nos muestra erguido”.

¿Por qué sucede todo esto? Debido a la interconexión de los sistemas motor y nervioso. El sistema nervioso, mediante las neuronas, los neurotransmisores y los impulsos eléctricos, permite que el pensamiento llegue hasta el tejido muscular en forma de una acción y, quizás, de una contracción (voluntaria o no). Las emociones provocan de igual manera respuestas que se traducen en pensamientos conscientes o inconscientes que, a través del sistema nervioso, llegan hasta los músculos, los órganos, los vasos o la piel.

LAS CONSECUENCIAS

Una buena postura, una columna flexible, alineada y fuerte, garantiza que la sangre circule correctamente por todo nuestro organismo. Permanecer encorvados mucho tiempo restringe el flujo sanguíneo hacia la parte posterior de la cabeza, lo que causa dolores de cabeza, tensión muscular, pesadez de vista, las tensiones también repercutirán sobre nuestro sistema digestivo. Con el tiempo, pueden aparecer trastornos más severos por el funcionamiento de los órganos internos en condiciones de tensión.

Las emociones se guardan: acumulamos tensiones en diferentes zonas del cuerpo especialmente en el hígado, estómago, riñones, hombros y espalda. Esta tensión afecta los órganos y el propio cuerpo, manifestándose de esta manera en la columna vertical en forma de tensión y músculos agarrotados. El dolor es en realidad el resumen final de una calidad de vida con deterioro, uno no llega a padecerlo fortuitamente, sino por la acumulación de situaciones”.

“Vemos con frecuencia, cómo los estados emocionales pueden repercutir en el resto de nuestro cuerpo y sin duda alguna que a nivel de la espalda le generarán un trabajo mecánico importante, condicionando la respiración, por ejemplo, tornando a nuestro tórax rígido, restringiendo volúmenes de aire necesarios para nuestra vitalidad. Las situaciones de estrés también van minando nuestra capacidad de funcionar correctamente, así al perder funciones, vamos notando como las mismas se traducen en impotencias musculares, orgánicas y hasta mentales. Prueben comer con bronca, tendremos dolores, mala digestión acidez estomacal”.



LIBERAR LAS EMOCIONES

Aun cuando la causa del dolor de espalda sea una lesión traumática o desviación congénita las emociones modifican la manera en que algunas personas viven ese dolor y pueden contribuir a agravarlo. El dolor físico puede estar causado o acentuado por el estrés y la ansiedad, estados de la psiquis que producen una liberación de adrenalina que puede derivar en una mayor contractura muscular.

Se trata de un círculo vicioso: duele la espalda y esto nos hace sentir estresados y frustrados. Este estrés provoca a su vez una tensión en los músculos de la espalda, lo que agrava el dolor aún más. Un circuito peligroso que, incluso, puede desencadenar una depresión.


TRATAMIENTOS

Todas las enfermedades y síntomas pueden mejorar por medio de la praxis manual suave, la quiropraxia, la osteopatía y la reeducación postural global. También desde la Medicina Tradicional China con digitopuntura, acupuntura, qi gong – ejercicios energéticos y respiratorios – se pueden encontrar soluciones.

Pero si en la raíz del problema está un estilo de vida poco saludable, donde no escuchamos a nuestro cuerpo y sus emociones, entonces la recuperación será efímera. La práctica de disciplinas como Pilates y Yoga, son preventivas y también coadyuvantes de los tratamientos del dolor ya que permiten reducir el estrés, liberar emociones negativas, e incluyen ejercicios para lograr una buena elongación y tonicidad muscular de la columna. Para aquellas personas que busquen un efecto relajante mayor, la natación o gimnasia acuática es otra alternativa.



LO QUE GRITA LA COLUMNA

Muchas veces la espalda toma la representación de una “zona” emocional o física dolorida y se hace sentir, para que solucionemos el problema. La espalda representa temas de apoyo y los problemas en la zona indican un exceso de responsabilidad que no se quiere admitir; o también, que sentimos no estar recibiendo el apoyo merecido. El lenguaje de nuestra columna revela lo percibimos – y generalmente escondemos o reprimimos- y no siempre se trata de una situación absolutamente objetiva.

Retracción de hombros y columna dorsal: señal de pensamiento depresivo.
Tensión cervical: revela obstinación, terquedad, sobreexigencia.
Postura encorvada y cabeza baja: aflicción, tristeza.
Dolores en la parte superior de la espalda: representan sentimientos de falta de apoyo emocional o falta de entrega emocional por parte de quien padece el dolor, temor a ser traicionado.
Dolores en la parte central de la espalda corresponden a sentimientos de culpa relacionados con el pasado.
En la zona lumbar, representa una falta de apoyo material o económico, miedo al futuro relacionado con el dinero o con roles sociales (exigencias de virilidad o de feminidad).



imagen.-diarioinformacion.com / periodicodecrecimientopersonal.com /alimentacionyemociones.com
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